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Mama de 2 niños, trabajadora a tiempo completo y sin tiempo para ser la pareja del papá. A los abuelos maternos los tenemos en Lisboa y a los paternos en Tokio.

jueves, 11 de marzo de 2010

Enfermedades y otros males

Lo peor que puede pasar a la generación canguro es que uno de los integrantes de la familia se quede enfermito. Las rutinas cuotidianas milimétricamente y milagrosamente organizadas, rápidamente son substituidas por un estresante caos diario de desencuentros, cansancio y discusiones.

Pues esta semana hemos vivido con papa y bebe enfermos. El papa con estas curiosas enfermedades masculinas que aparecen de repente y lo imposibilitan de salir de la cama, aunque no hayan síntomas visibles y medibles, sin ser algunos gemidos y una mirada suplicante. El bebe con vómitos y diarreas sin causa conocida, aunque mama desconfía que sea debido al disgusto de verse repentinamente y sin aviso previo, sin mama a su lado durante todo el día. Ahora mama sale a las 8.30 por la mañana y vuelve al hogar familiar alrededor de las 18.30. Y además de estar trabajando todo el día, al llegar a casa tiene el panorama desolador de un bebe mocoso lloriqueando, una niña habladora y sedienta de atención y un papa inutilizado y con aire sufridor.

El pasado Martes fue al epicentro del caos, me levanté a las 5.30 y me he acostado a las 11.00 por la noche sin haber hecho una sola pausa. Son estos los momentos en que más lamento haber decidido vivir lejos de la familia y echo de menos la mano amiga y acogedora de unos abuelos cercanos.

Hoy finalmente papa fue al medico y el diagnostico fue virus de guardería. ¿De que guardería y de que virus me están hablando? ¿Es una broma? ¿Y porque a la mama ningún medico diagnostica un virus de guardería para que ella también pueda quedarse en la cama?

Si, porque mama solo para cuando tiene + de 39º de fiebre, porque hasta ese momento sigue cumpliendo con sus tareas en la casa, sigue dando de mamar por la noche y sigue preparando los desayunos por las mañanas, sigue siendo la primera en levantarse y la última en apagar las luces.

Si, porque a la mama no la dotaran con estos interruptores que permiten al papa desconectarse y olvidarse de todo sin un único resentimiento o sentimiento de culpabilidad.

Si, porque a la mama nunca nadie le ha dicho que se ella lo hace, se ella se abandona a su enfermedad, la casa aunque se hunda en el caos, no deja de existir...y la familia seguirá estando ahí cuando ella despierte por la mañana para darle los buenos días.

Pues, desde aquí, desde este pequeño rincón os animo a que al menos una vez en la vida lo probéis. Y después, al constatar que no ha pasado nada, seguramente ya os sentiréis más libres y con confianza para volver a hacerlo muchas más veces...Ánimos...

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